domingo, 19 de noviembre de 2017

Octubre del 2017.

De la serie Mandalas de Procesos.
 Tela de Araña.Acrílico sobre tela.
16'' x 16''. 2009.


 Esta es una fecha memorable en el calendario puertorriqueño, es el primer mes de una odisea que quedara en nuestra historia. El huracán María categoría 5 azoto nuestro archipiélago de Islas con una furia sin precedente que ha trastocado toda la vida según la conocíamos. Y para este mes en el calendario de Mandalas de Procesos la pintura que lo ilustra es La Tela de Araña.

Entrar en una tela de araña es entrar en un espacio de confusión, donde los parámetros sobre los que regíamos la vida han cambiado súbitamente. La vida que vivíamos antes de entrar a la tela de araña podíamos diseñarla cada día en un calendario de procesos personales o colectivos que parecían estar bajo control. El huracán María nos saco de un día para otro de una manera de vivir y nos convirtió en espectadores de la ambivalencia. Asistentes activos por necesidad urgente de sobre vivencia con la añoranza puesta en el pasado y la ansiedad del futuro incierto.

En momentos de desorientación es fácil enredarnos en los hilos de la tela de araña cuyos procesos nos cautivan porque nuestras emociones suelen estar alteradas. Es parecido a un laberinto de emociones donde nos confundimos con pensamientos de antes o después con cosas que solíamos hacer y ya no podemos, tratando de sobrevivir un día a la vez pero con la mirada puesta en el futuro. Es un ejercicio de inventarse la vida y la desesperación de encontrar soluciones para hacerla un poco menos angustiosa.

Para encontrar la salida necesitamos hacer el ejercicio mas difícil, centrarnos cuando estamos dispersos. Centrarnos en el presente por difícil que pueda parecernos es la salida del enredo de la tela de araña. Los enredos casi siempre están fuera del momento que estamos y son un escape a la vida de antes o la que deseamos para el futuro. Este ejercicio puede ser doloroso porque en nuestro caso el presente es ver la destrucción que ha dejado el huracán y la enorme cantidad de personas amigas o familiares en situaciones de vida muy tristes. Vivir en el presente nos calma las emociones, nos activa porque la vida siempre es presente y por ende nos construye el futuro. Escapar del presente por otro lado nos convierte en espectadores criticones de lo que otros hacen.  El ejercicio del presente es central a la recuperación para que podamos encontrar la salida a una nueva vida y no alargar el dolor del trauma en el tiempo.

** Hoy es 19 de Noviembre del 2017 esta entrada ha llegado con retraso por razones obvias, falta de luz eléctrica e Internet. Pero más que nada mucho trabajo urgente y ánimo decaído. Gracias por leerme.

La autora es Psicóloga Clínica en practica privada.
787 399 3114

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