De la serie Mandalas de Procesos. Tela de Araña.Acrílico sobre tela. 16'' x 16''. 2009.
Esta es una fecha memorable en el calendario
puertorriqueño, es el primer mes de una odisea que quedara en nuestra historia.
El huracán María categoría 5 azoto nuestro archipiélago de Islas con una furia
sin precedente que ha trastocado toda la vida según la conocíamos. Y para este
mes en el calendario de Mandalas de Procesos la pintura que lo ilustra es La
Tela de Araña.
Entrar
en una tela de araña es entrar en un espacio de confusión, donde los parámetros
sobre los que regíamos la vida han cambiado súbitamente. La vida que vivíamos
antes de entrar a la tela de araña podíamos diseñarla cada día en un calendario
de procesos personales o colectivos que parecían estar bajo control. El huracán
María nos saco de un día para otro de una manera de vivir y nos convirtió en
espectadores de la ambivalencia. Asistentes activos por necesidad urgente de
sobre vivencia con la añoranza puesta en el pasado y la ansiedad del futuro
incierto.
En
momentos de desorientación es fácil enredarnos en los hilos de la tela de araña
cuyos procesos nos cautivan porque nuestras emociones suelen estar alteradas. Es
parecido a un laberinto de emociones donde nos confundimos con pensamientos de
antes o después con cosas que solíamos hacer y ya no podemos, tratando de
sobrevivir un día a la vez pero con la mirada puesta en el futuro. Es un
ejercicio de inventarse la vida y la desesperación de encontrar soluciones para
hacerla un poco menos angustiosa.
Para
encontrar la salida necesitamos hacer el ejercicio mas difícil, centrarnos
cuando estamos dispersos. Centrarnos en el presente por difícil que pueda
parecernos es la salida del enredo de la tela de araña. Los enredos casi
siempre están fuera del momento que estamos y son un escape a la vida de antes
o la que deseamos para el futuro. Este ejercicio puede ser doloroso porque en
nuestro caso el presente es ver la destrucción que ha dejado el huracán y la
enorme cantidad de personas amigas o familiares en situaciones de vida muy
tristes. Vivir en el presente nos calma las emociones, nos activa porque la
vida siempre es presente y por ende nos construye el futuro. Escapar del
presente por otro lado nos convierte en espectadores criticones de lo que otros
hacen. El ejercicio del presente es
central a la recuperación para que podamos encontrar la salida a una nueva vida
y no alargar el dolor del trauma en el tiempo.
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Hoy es 19 de Noviembre del 2017 esta entrada ha llegado con retraso por razones
obvias, falta de luz eléctrica e Internet. Pero más que nada mucho trabajo
urgente y ánimo decaído. Gracias por leerme.
La
autora es Psicóloga Clínica en practica privada.
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